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Historia del lugar
Transnistria es considerada como la última república soviética del mundo superviviente a la caída de la URSS en 1991 y cuya principal institución es el soviet supremo. Como tal, esta región mantiene intacta la simbología comunista característica de la unión soviética, la hoz y el martillo, estatuas de Lenin, etc. lo que la convierte en un museo viviente de esta parte de la historia.
Esta región es conocida con muchos nombres distintos, Transdniestria o Pridnestrovia. Está situada al este del río Dniéster y formó parte de la antigua República Socialista Soviética de Moldavia. Se proclamó independiente en 1990 con el nombre de República Socialista Soviética Moldava de Transdniestria, o abreviadamente, República Moldava Pridnestroviana, con capital en Tiráspol, ciudad de unos 150.000 habitantes. Su independencia no cuenta con el reconocimiento unánime por parte de la comunidad internacional.
Transnistria se localiza en una zona muy convulsa que ha formado parte de múltiples naciones a lo largo de la historia: el Rus de Kiev, el gran ducado de Lituania, el imperio otomano, imperio ruso, Ucrania, o la Rumania del eje, para acabar formando, con Besarabia, la república soviética de Moldavia finalizada la segunda guerra mundial.
La época soviética tampoco fue tranquila para Transnistria, donde se produjeron un gran número de deportaciones de las poblaciones nativas, que fueron sucesivamente sustituidas por emigrantes soviéticos y ucranianos, que sembraron el germen del grave problema étnico que se dio a conocer con la caída de la unión soviética.
La mayor parte de la población moldava es rumana (de hecho, Moldavia fue parte de Rumanía hasta 1940), pero la región al este del río Dniéster es mayoritariamente de habla rusa o ucraniana, siendo los rumanos una minoría importante (31% de la población), pero minoría. Una de las primeras medidas de la República Socialista de Moldavia, en el marco de la Perestroika, y antes del colapso de la URSS y de su independencia de ésta, fue retornar a la grafía latina y al idioma rumano, en lugar del cirílico y el ruso oficiales hasta entonces. Ello provocó los primeros roces entre la población rusófila y los moldavos rumanos de Transnistria, y, más tarde, la declaración unilateral de independencia por parte de mandos soviéticos opuestos a la Perestroika, el 2 de septiembre de 1990, un año antes de la independencia moldava.
Imagen de Transnistria con la bandera del país
La declaración no tuvo ningún efecto inmediato, pero ni la Unión Soviética (que se desintegraría un año más tarde), ni la RSS de Moldavia, ni ningún otro país hicieron ningún movimiento, por lo que las fuerzas separatistas, ejerciendo una fortísima presión sobre la minoría rumana, fueron tomando lentamente el control del país. En septiembre de 1991, tras el fallido golpe de Estado en Moscú que hizo a Boris Yeltsin subirse a un tanque, Moldavia proclamó su independencia, pero, carente por completo de cualquier ejército o fuerzas armadas, no pudo realizar ningún tipo de movimiento para recuperar el control de Transnistria.
En marzo de 1992, mientras el ejército serbio preparaba el asedio de Sarajevo, las fuerzas armadas de Moldavia invadían Transnistria para recuperar el control de la región. Enfrente se encontraron al ejército de Transnistria, formado fundamentalmente por soldados soviéticos del 14º ejército ruso, y con material ruso, pues en Tiraspol se encuentra uno de los mayores almacenes de armas de Europa. El general al mando de dicho ejército en 1990, de hecho, fue el primer ministro de defensa de la República tras la declaración de independencia, aunque posteriormente fue sustituido por una figura más neutral, y gran parte de los soldados del ejército de Transnistria desertó de las filas rusas tras declarar Boris Yeltsin la neutralidad en el conflicto moldavo. No obstante, gran parte del material utilizado en la guerra era ruso, sustraido por los soldados transnistrios que habían cambiado de fuerzas armadas.
La guerra concluyó en julio de 1992, sin llegar nunca a ser una guerra abierta, sino más bien una sucesión de escaramuzas localizadas en tres puntos distintos del país. El ejército ruso permaneció desplegado por el territorio transnistrio como fuerza de paz, algo que es considerado por las autoridades moldavas como una ocupación ilegal. La guerra civil provocó, según las cifras oficiales, algo más de millar y medio de muertos entre soldados y civiles moldavos, y combatientes transnistrios y rusos.
Imagen de Transnistria
Aunque de facto el país proclamó su independiencia hace más de 17 años (como República Socialista Soviética Moldava de Transnistria), ni un solo país del mundo ha reconocido a Transnistria, y tanto la ONU como todos los organismos internacionales reconocen a Transnistria como parte de Moldavia. Las únicas entidades que reconocen a Transnistria como régimen legítimo son Nagorno-Karabaj, Osetia del Sur y Abjasia, otros tres países no reconocidos. Es por ello que Transnistria, oficialmente, no existe. Hasta tal punto está rechazado por la comunidad internacional que los miembros del Soviet Supremo tienen prohibida su entrada en la Unión Europea, incluido el presidente, Igor Smirnov. Pero a todos los efectos es un Estado independiente, con sus propias leyes, moneda e instituciones.
La moneda oficial es el Rublo de Transnistria, emitido por el banco nacional de Transnitria, que carece de cualquier tipo de cambio oficial más allá del que marquen las autoridades locales, y no es convertible en ningún otro lugar del mundo más que en la pequeña república. Cualquier documento de identificación local es unánimemente rechazado fuera de las fronteras del país, lo que ha provocado que 400.000 residentes en Transnistria se hagan con el pasaporte moldavo, según las autoridades de Chisnau.
Rublos de Transnistria
Transnistria tiene un aparato de propaganda en Internet muy potente. Desde el periódico en inglés de la capital, el Tiraspol hasta la web oficial del país, pasando por la de la oficina de turismo.
La actividad económica del país se basa en el turismo, sobre todo de curiosos más que de interesados en el escaso patrimonio natural o artístico del país, además Transnistria es un centro internacional de tráfico de armas, y las pocas fábricas que hay en Tiraspol se dedican a la manufactura de éstas.
Las libertades civiles básicas están en entredicho, con frecuentres fraudes electorales donde la homosexualidad es ilegal y la minoría rumana se ha visto acosada a lo largo de este siglo con clausuras de escuelas que enseñan en rumano y otras medidas de persecución.
La situación, pese a la propaganda gubernamental, es bastante mala. Ucrania bloqueó, durante varios meses de 2006, todas las importaciones y exportaciones de la república separatista, provocando una importante crisis en el país. El cruce de intereses rusos, moldavos, ucranianos y europeos no tiene visos de solución a corto plazo, por lo que, mientras tanto, Transnistria seguirá existiendo sin existir.
Fuentes
http://www.diariodelviajero.com/europa/transnistria-moldavia-un-viaje-al-pasado
http://es.wikipedia.org/wiki/Transnistria
http://fronterasblog.wordpress.com/2008/01/09/lugares-que-no-existen-transnistria/
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